Tiempos no negociables. Por Paola Troz



Creo que he estado más ocupada de lo que había estado en mucho tiempo y en medio de cambios y ajustes en agendas y horarios, pude percatarme de que de algo no puedo permitirme ni permitirle a la prisa que tiene el mundo y la vida apartarme, de la esencia de la Presencia de Dios y de los tiempos de quietud que fortalecen mi espíritu y mi fe.

No puede haber ni responsabilidad ni cansancio alguno que me pueda distraer o separar de mi esencia y mi llamado en Cristo.

Dios es el dueño del oro y de la plata, por eso confío que nada me faltará.
Dios es el creador del tiempo y el espacio, por eso no correré sino que aprendo a descansar en esos tiempos.

Nuestros tiempos, los tiempos en los que puedo estar muy cerca del corazón de Jesús.
Tiempos que no son negociables.

Así que me levanté más temprano que de costumbre, terminé todo lo que tenía pendiente para dirigirme  hacia ese lugar que me permite estar más cerca de Jesús que ningún otro.

Un lugar que no tiene nada que ver con grupos de estudios bíblicos  o capacitaciones, o escenarios y micrófonos, o con cámaras y artículos por terminar, o seminarios y congresos.

Ese lugar especial donde literalmente puedo tocarlo, escucharlo y reírme con él.
Con Jesús.

Llegué a Fe Viva , un hogar de niños que han sido abandonados por sus padres en edad muy corta. 
Pero nunca serán abandonados por el Padre de luces! Un lugar lleno de la Presencia de Dios a ver y conocer a los bebés recién llegados para estar con ellos, cuidarlos, alimentarlos, cantarles y orar por ellos.

Pude conocer a los gemelos nuevos, a un hermoso valiente  con tan solo 9 días de nacido que parece no tener ningún problema al tomarse un chupón más grande que él. A un rubio impactante de ojos azules que debo confesar me cautivó!  y a una pequeñita con su pelito indomable y difícil de peinar que me hizo agradecer por  mi propia melena  luego de conocerla.

Hermosos tesoros de valor único para Dios. Cada uno de ellos con sus características asombrosas y una pureza que nada puede destruir. Ni sus circunstancias, ni todo el daño que este mundo hubiera querido hacerles.

En sus ojos, los ojos de Jesús. 
En sus sonrisas, la paz de Jesús.
En sus sonidos, la voz de Jesús.

¿Como no querer correr hasta allá y fortalecerme gracias al amor tan grande que encuentro en ese lugar en cada uno de estos niños? 











Poco a poco venían los demás desde el jardín donde juegan  que son un poco más grandes, bueno grandes porque en realidad ya caminan y comen picadillo de vainicas por sus propios medios aunque medio picadillo queda en el piso del reguero que hacen.  

Luego de haber terminado su almuerzo, y haber jugado tanto, necesitaban una siesta para reponer sus fuerzas. Así que poco a poco el salón se convertía en un campo de angelitos con sueño. 
Britany y Nicole se durmieron en sus sillas de comer, claro después de comérselo todo.


No negocio ni siquiera conmigo misma esos tiempos míos con Dios.
Son mi tesoro. Mi fuerza y mi inspiración.
Mi alimento espiritual.

Debo confesar que al final de mi tiempo con ellos una parte de mi se queda en ese lugar. Es inevitable. 
Creo que si pudiera me los traería conmigo a varios incluyendo al macho impactante. 

Por ahora no es una opción para mi pero si puedo estar con ellos, amarlos y disfrutarlos así simplemente son tiempos incomparables y no negociables. 
Sin embargo si me comprometo en guardarlos a diario  en oración y a cada uno los bendigo como si fueran mis propios hijos. En realidad son de Jesús. 

El los cuida y vela por su futuro acercando los corazones correctos hasta ellos y fortaleciendo sus vidas al estar rodeados de tanto amor. 

Porque hogar Fe Viva es un lugar lleno del amor de Jesús.

Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos. 
Salmo 91:11

Oro por padres para cada uno de ellos que sean dignos de verlos crecer y reírse mucho con sus ocurrencias, su dulzura única y su precioso corazón.

El amor todo lo transforma, empezando por  nuestro corazón. 

Hoy respeto más que nunca a cada mujer valiente que toma la decisión de dar a luz desde su corazón. Que decide darse y dar una oportunidad  a estos niños llenos de la luz de Jesús al adoptarle.

Cada familia que se ha brindado la oportunidad de atesorar a Jesús mismo en su hogar con estos niños y a la vez de disfrutar el gozo de ser padres cuando por una u otra razón no han podido serlo deseándolo.

Tener en mis brazos a Jon, el macho bello cerca de mi corazón mientras le daba su chupón, es lo más cerca que puedo estar de Jesús y esos momentos son mis tesoros más grandes porque me recuerdan la esencia de estar en este mundo para marcar la diferencia.


Esencia de Hijos de Dios.

No creo que nadie sea mejor que otra persona por hacer o dejar de hacer algo. Y no se trata de compartirlo por hablar bien de mi misma, se trata de recordar la esencia que todos llevamos dentro como hijos de Dios  y de auto crear las oportunidades para amar de maneras poderosas donde más se necesita.

Cada uno en su área de trabajo, y según el llamado que Dios le delegue. Algunos encontrarán su tesoro alimentando a las personas que viven en las calles, o tienen problemas de adicciones, algunos trabajarán en campo social con adolescentes o servirán dando apoyo y respaldo a personas con necesidades especiales.
Cada uno desde su corazón recibiendo más que lo que da al servir a su hermano.

Todo esto también es adoración al Rey de reyes y Señor de señores.

Por ahora comprendo que es más que un tiempo para alimentar con chupones a estos bebés, porque es tiempo que nunca deja de transformar mi propio corazón y extiende mi fe a un nuevo nivel.

Sencillamente no negociable.





Respondiendo el Rey, les dirá: “En verdad os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos hermanos míos, aun a los más pequeños, a mí lo hicisteis.” Mateo 25:40



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