El arrecife. Por Paola Troz.



Los arrecifes son todo un mundo marino que queda al descubierto cuando la marea baja. 
Durante un viaje de vacaciones con mi familia me aparté y salí a correr por la playa. De las cosas que más amo hacer.

 Mi hijo me acompañó y mientras yo corría el caminaba.
 La marea estaba  baja  pero poco a poco iba subiendo.

Uno de estos bellos arrecifes llamó mi atención y confiada me adentré a explorarlo. 
Me distraje fascinada disfrutando de los  peces que quedan atrapados entre las rocas y del  mundo marino que queda al descubierto.
Andrés , mi hijo y yo estábamos felices jugando con cangrejos y explorando. La estábamos pasando genial.

Todo parecía perfecto, había tanta vida que podíamos tocar y sentir en medio de las rocas a mi vista.

Distraerse es fácil cuando estás en medio de tanta belleza. Pero estábamos más adentro de lo que entendía y duramos más tiempo del que nos percatamos.

Estando literalmente  mar adentro  y de pie en el arrecife pensé que no habría forma de estar ahí de no ser porque la marea estaba baja, a menos que tuviera un  bote   un buen equipo de snorkel. Estábamos bien adentro.


Estaba en lo profundo sin haber tenido que hacer mucho esfuerzo.
Logré llegar con la ayuda de mis tennis!

Estaba en el punto más alto de lo que se supone era muy profundo...
y había llegado corriendo.
Era un poco ilógico.
Como la fe.




Seguía distraída sin darme cuenta de que la marea continuaba subiendo, hasta que una gran ola al golpearnos muy de cerca, despertó de regreso todas mis alarmas maternales.

 Al querer regresar a la orilla me percaté de lo difícil que sería.
Solo esperaba que el mar esperara un poco más. Me sentí algo vulnerable pues a pesar de haber llegado corriendo a lo profundo, no podría salir de la misma manera.

Debía usar otra estrategia.

En el viaje de nuestra fe podemos llegar  a descubrir lugares asombrosos, como ese arrecife, donde queremos permanecer y donde disfrutamos las grandezas de Dios, pero nunca faltarán las olas fuertes que nos recuerdan que no podemos bajar la guardia y en ocasiones nuestras estrategias de fe deben accionarse con la herramientas que tenemos al alcance.

La Palabra de Dios hablada es nuestra mejor arma sin duda. Nos equipa y nos ayuda a mantener el balance al andar en rocas resbalosas.

Me asusté un poco porque ya las olas se adentraban con más  fuerza y mis instintos me indicaban  que debía  huir de ahí, sin embargo aunque quería  no podía correr. 
Andaba mis tennis pero las rocas estaban resbalosas.

Debía ser cuidadosa.
Un paso a  la vez , con calma y cautela esperaba a que la fuerza de las olas retrocediera para visualizar  la próxima roca donde poner mi pie a salvo  y no resbalar mientras le mostraba a mi hijo a salir de la misma manera y sin asustarlo en el intento.

El mar puede ser algo atemorizante por su grandeza y su fuerza. Pero recuerda esto,  hasta el mar se somete al poder de Dios. El le puso límites!

La vida y las circunstancias muchas veces vienen con la misma fuerza y rapidez que el mar a querer hacer que perdamos el equilibrio y el balance, pero cuando tenemos esperanza en Cristo sabemos adonde se encuentra anclada nuestra fe.


Lo profundo fue diseñado por Dios para que como hijos también lo conquistemos. Ya sea con tennis o con patas de rana, pero es nuestro deber y anhelo querer llegar hasta ahí.


Lo profundo de la fe.
Ese viaje asombroso que no se compara a ningún otro.

Y al llegar ahí debemos disfrutar el panorama y confiar para que  nuestra fe se extienda y así lograr ver las grandezas de la creación de Dios y todos los beneficios que como hijos suyos poseemos.


Todo fue creado para nosotros, para que lo disfrutemos y lo cuidemos con amor y valentía.
La fe es dada por el Espíritu Santo de Dios para que la usemos y la disfrutemos no solo en los momentos difíciles o cuando las olas golpean, sino en todo tiempo.



Un paso a la vez, y  pedía ayuda  a mi Padre Celestial  sin detenerme por el temor  a la fuerza del mar, así  avanzaba determinada hasta lograr llegar de nuevo segura a la orilla.
Un paso a la vez y claramente el agua que me impedía avanzar con rapidez,  irónica e ilógicamente  abría el camino de salida.


Un paso a la vez…

El mar nos mojaba en nuestro regreso a la orilla,  pero no nos podía lastimar, así que hasta jugamos y dejamos de sentir temor en medio de las olas fuertes.
Estar  en lo profundo puede tener  complicaciones que parecen asustar. 
Parece que  hay más  peligros de los que estamos conscientes. No sabemos qué hacer y  nuestra  vulnerabilidad humana  sale a flote, pero necesitamos ver más allá!


Con nuestra fe nos pasa muy parecido.

Es por eso que necesitamos que se extienda, para poder VER! 


No dejes que tu falta de fe limite todo lo grandioso que Dios tiene para darte, aún estando en la zona donde puedes correr o en la zona más profunda. 



Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? Juan 11:40.



Pero es en esos momentos en los que se practica  confiar en Dios con calma porque solo El tiene el poder de hacer que retroceda el mar y no permitir que nuestros  pies resbalen en el arrecife de la vida. 


La fe es dar pasos a lo profundo y maravilloso de Dios para nuestras vidas, nuestras familias, nuestros llamados y sueños.

Con nuestra fe extendida nada nos hará caer ni tropezar porque sabemos quien es el que nos guarda en todo tiempo.




No dará tu pie al resbaladero , ni se dormirá el que te guarda. Salmo 121:3.

Estar en lo profundo y en medio de una situación de la que no tienes control,  permite que desarrollemos  una especial  dependencia y conexión con el Padre Celestial,  porque el clamor a su protección es constante y El  está  dispuesto a hacer todo por nosotros con  su intervención divina y única.  



Clama a Mí y yo te responderé y te enseñaré cosas grandes que tu no conoces Jeremías 33:3

Tenemos un Padre Celestial que usará lo que parece estar impidiendo nuestra  bendición para bendecirnos  de la única forma que El lo puede hacer con su  mano prodigiosa, con Sus milagros maravillosos y una sorprendente creatividad que tiene el poder de ponerle  límites al mismísimo mar…
Tan solo necesitamos acercarnos a Su Presencia a diario para activar nuestra fe y vivir confiando en él.

En medio de una situación difícil y  al estar en lo profundo , puede ser que  debamos ir más lento y aunque nuestra alma desee correr y huir de ahí, con cautela nuestro amado Padre cuidará de cada uno de nuestros pasos…
Y con  su inagotable amor y Poder,  nos mantendrá cercados y seguros en todo momento.
Tan solo avanza.





No hay tal cosa como buscar zonas seguras al huir porque cuando nuestra vida está anclada en Cristo, todo lugar profundo o no, con tennis o sin ellas, es lugar donde encontrarás las maravillas y las grandezas de Dios!


"Yo puse la arena como límite al mar, como frontera perpetua  e infranqueable.
Aunque se agiten sus olas, no podrán prevalecer; aunque bramen no franquearán esa frontera."
 Jeremías 5:22


Bajo su cobertura y protección , no hay ni habrá  ola que pueda dañarte!



Comentarios

  1. Muy hermoso Paola, muchas gracias por compartir. Saludos, Juan C. Porras

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