Esencia de Mujer Por Paola Troz
He descubierto que todas tenemos un común denominador, una necesidad absoluta de Dios.
Sin embargo al compartir con ellas me percato de la frágiles que somos y lo expuestas y vulnerables que nos encontramos en un entorno hostil y limitante en nuestro medio.
Conozco a mujeres asombrosas a las que les cuesta avanzar en sus llamados, sus familias están en desequilibrio, su relación conyugal si es que tienen una sufre por algún motivo o si están bajo sus propios medios, anhelan estabilidad emocional y buscan en lugares errados esa “respuesta” encontrando luego más frustración y dolor.
Nos ama tanto que quiere darnos lo mejor de sus tesoros, pero antes debe transformarnos en lo profundo de nuestro ser para poder entregarlos.
Él sabe que no solo somos capaces de transformar nuestras propias circunstancias, sino también la condición de nuestra familia por la fuerza que ha depositado en nosotras...
Fuerza de leonas
fuerza de guerreras.
Todo eso Dios lo quiere canalizar para Su Reino a partir de nuestras familias.
¡La familia que nos ha entregado a cada una, la familia que Él nos confió!
Nuestros hijos y nuestros esposos son esperanza en Cristo para esta sociedad de hoy.
Y la persona más cercana a ellos somos nosotras mismas. Nadie más.
Es necesario orar juntos , conversar de la Palabra juntos, generar ambientes de adoración en familia y porque no hasta ayunar por propósitos familiares específicos para ver la voluntad de Dios
Nuestras manos y palabras pueden construir, pero también pueden destruir...
“ Ella es la fuente de bien, no de mal, todos los días de su vida ” Proverbios 31: 12
Es nuestra elección, elijamos bien
Elijamos seguir al Maestro, a Jesús.
Él nos abrirá el camino.
No podemos pedirle a Dios que restaure nuestros matrimonios o nuestros hijos a partir de nuestro propio plan porque eso simplemente no funcionará.
Y en caso de que en la familia no exista la figura del matrimonio como tal, no podemos pedirle a Dios que restaure nuestro corazón o traiga Su estabilidad si continuamos decidiendo y actuando según nuestra propia voluntad nuestros propios antojos, impulsos o caprichos.
Eso tan solo nos aparta de Su Presencia. Eva sin duda aprendió esta lección muy bien al ver sufrir junto a Adán las consecuencias de su desobediencia lejos de la Presencia y la santidad de Dios; pero la libertad que Jesús trajo en la cruz nos vuelve a posicionar como mujeres hoy por hoy ya no en el lugar de maldición que nos heredó el pecado, sino en una posición de bendición, restauración, conquista y VICTORIA en Cristo Jesús!
A Dios no lo podemos tratar como de una manera errada muchas veces se trata al esposo a los hijos.
No nos equivoquemos.
Porque Él es lo más importante, y cuando se trata de fallar, nuestro temor reverencial más grande debe ser el de fallarle.
¿y cómo hacemos esto?
1-En oración, en adoración y en el estudio profundo de Su Palabra pero para esto debemos disponer nuestro corazón.
2- Aprendiendo a conocer a la persona del Espíritu Santo porque es la mejor guía que podamos tener.
Es ahí cuando nace la relación más importante que podamos llegar a alcanzar en nuestras vidas y la única relación que satisface todo nuestro ser.
Somos una creación tan valiosa para Dios que el enemigo de nuestra alma ataca en las áreas donde más propensas o inseguras nos sentimos o en las que más hallamos fracasado a lo largo de nuestra vida; ya sea física, emocional o espiritualmente hablando, desvirtuando lo que Dios ha depositado y creado en cada una.
Desvirtuando el potencial que hay en nosotras y procurando por todos los medios de minimizarlo o aislarlo.
Pero en Dios hay otra realidad, que trasciende cualquier mentira que se quiera asentar en nuestros pensamientos...
Somos sus joyas
somos su orgullo
somos sus hijas amadas...
Esa es la esencia de ser mujer.
¡Dios tiene un plan asombroso para nosotras y un plan que se llevará a cabo a través de nosotras!
“Destruimos argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevamos cautivo todo pensamiento para que se someta a Cristo”
2 Corintios 10:5
Honremos a nuestros esposos dejándolos ser libres, porque nuestro Esposo y Primer amor que es Dios, se encargará de lo necesario para transformarlo, equiparlo y lo cuidarlo.
Honremos a nuestros hijos dejándolos ser libres porque Su Padre y Creador los resguardará.
Nuestro trabajo siempre como madres o esposas es sin duda orar e interceder. Adorar y confiar enriqueciéndonos con las promesas de Su Palabra y declarándolas a viva voz para nosotras y nuestras familias o circunstancias.
No podemos esperar una respuesta de poder de parte de Dios si no tenemos
la valentía necesaria para confiarle nuestras vidas, nuestras familias o nuestra condición.
¡Nuestra valentía y confianza en Dios a ciegas siempre marcará la diferencia!
Seamos afables y apacibles en nuestras vidas, en nuestros hogares y en nuestras decisiones tal y como nos invita la Palabra...
Bajo su diseño fuimos creadas.
Somos hecha a su imagen y semejanza.
Lo único que la va a completar y levantar es el Poder de nuestro Padre Celestial y nuestra oración y confianza en nuestro Hacedor.
El modelo perfecto está basado en Dios
y sobre todo honremos nuestro propio corazón dirigiendo todo nuestro amor al lugar más seguro y refugio confiable que nos guiará y resguardará en medio de cualquier tormenta que debamos enfrentar.
Ese lugar seguro que tan solo podemos encontrar en el amor del Padre Celestial, del Hijo y del Espíritu Santo.
“Que su belleza sea más bien la incorruptible, la que procede de lo íntimo del corazón y consiste en un espíritu suave y apacible. Ésta sí que tiene mucho valor delante de Dios.” 1 Pedro 3:4
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