Las manos de mi Padre. Por Paola Troz.


Las manos de mi papá siempre desde que era niña me gustaban tanto!

El es un hombre que cuida mucho de su apariencia y recuerdo verlo desde siempre muy bien vestido y arreglado. Siempre la noche anterior limpiaba con cautela sus zapatos para el día siguiente lucir  impecable con sus trajes y corbatas. Salía a trabajar orgulloso luego de dejarnos en la escuela.

Recuerdo que durante  muchos años trabajó  para darnos lo mejor a mis hermanos y a mi.
Talvez se sentía cansado, o preocupado por esas cosas normales por las que se preocupa todo padre: pagar deudas, y proveer lo necesario para que su familia disfrute lo mejor dentro de sus posibilidades.

Yo solo era una niña y luego una adolescente que no entendía mucho de los esfuerzos y las luchas de la vida.

 Hoy soy una mujer, soy madre y valoro sobremanera y de una nueva forma las cosas que antes no notaba y que hoy noto gracias a los años y a la madurez.

Valoro como nada al esposo que Dios me ha dado porque es un gran Padre, un gran hombre; Y sus manos, también me gustan tanto...

La madurez nos permite ver más allá, comprender más allá, y disfrutar más allá...
La madurez me hace pensar indudablemente en  el tronco de un árbol.

Su grosor refleja fortaleza, años, y estabilidad.

Ver a mi papá hoy todos los días es un regalo de Dios, verlo como abuelo y disfrutarlo cuando pasamos tiempo juntos es  una de las cosas que agradezco en lo profundo de mi corazón porque con la madurez también vienen las pausas.

Ya no se corre tanto, ya muchos logros del pasado se alcanzaron , y con las pausas, nacen nuevos proyectos de Dios en nuestras vidas, nuevos logros.

Papi ya se pensionó y ahora hace las cosas que más le gustan! cambió las corbatas y los trajes elegantes por ropa cómoda pero igual de impecable. Conversa con tranquilidad sin necesidad de correr tanto. Es un gran abuelo y mentor.

 Está cerca, es más pausado y más sabio.

Ahora hace cosas que jamás lo vi hacer antes, como trabajar con la madera, lo cual resultó convertirse en un hobby que disfruta y al que le dedica mucho de su tiempo.

El año pasado, mientras salí a correr, me encontré con unos  troncos apiñados. 
Parecía  que su historia ya no cumpliría ningún propósito.







Ese día, Dios puso en mi corazón iniciar una empresa de cuadros para compartir  la palabra de Dios a partir de este pasaje:

" Enséñenselas a sus hijos y repítanselas cuando estén en su casa y cuando anden por el camino, cuando se acuesten y cuando se levanten; escríbanlas en los postes de su casa y en los portones de sus ciudades" 
Deuteronomio 11:19

Esos troncos de madera fueron el inicio...


Dios me recordó a papi en ese momento... y al conversar con èl de lo que había en mi corazón, papi inmediatamente dijo SI! y Yo te ayudo!

Iniciamos juntos Shininig Faith, una empresa que diseña cuadros cristianos con la Palabra de Dios.  Sin su ayuda, no sé me ocurre otra idea de cómo lo hubiera podido realizar.

El primer día de  inicio nunca lo olvidaré, porque todos en la familia hicimos algo. Mi hermano Gabriel los diseños conmigo, mi papá montaba los marcos de la madera y Edgar mi esposo intentó aprender algo que papi le enseñaba.


Nos divertimos mucho y así iniciaron los tiempos de compartir y hablar con mi papá de nuevo. Tomamos café y resolvemos el mundo en nuestras conversaciones mientras se trabaja en cuadros que sin duda traerán esperanza y acercarán a muchos a la Palabra de Dios. 

Es cuidadoso y exigente en todos los detalles.

De eso aprendo mucho en cada montaje porque así es Dios con nuestras vidas y así debemos ser nosotros como hijos responsables y cuidadosos de lo que Dios nos confía para trabajarle.

Sus manos hoy siguen trabajando y llegan a muchos hogares y a pesar de que se ensucian un poco más al lijar, pintar o usar la cola carpintera, para mi siguen siendo impecables.

Sus manos hoy establecen el Reino de Dios en muchos hogares y cumplen un propósito mayor de lo que el mismo puede comprender.

Sus manos y la madera... 

Las manos de mi Padre.

Manos que restauran lo que parecía no tener propósito para levantar un nuevo propósito.

Eso mismo hace Nuestro Padre Celestial con nuestras vidas cuando parecen troncos caídos...

Brinda nueva visión a partir de Su Palabra y produce un fruto mayor, mucho mayor..

Reparador  de muros es nuestro Padre Celestial, muros donde se establecerá la verdad de Su Palabra.

Todo lo que se necesita para levantar algo nuevo,  es que en su inicio esté caído, como esos troncos.
Todo lo que se necesita para cumplir un sueño, son los corazones dispuestos como el corazón del hombre que Dios dispuso en esta tierra para marcar de tantas formas mi destino.

Un destino que hoy me sigue acercando cada día a un Dios amoroso y pilar de todos los proyectos que trabajo para El y Honrar Su Nombre.

Las manos de mi Padre en esta tierra mientras monta cada marco y le da forma y orden, son hermosas y fuertes como esos troncos de madera y se parecen a las manos de Mi Padre Celestial porque son su extensión. 




Su respaldo cuando dedica horas de su tiempo para ayudarle a nuestra empresita,  me hace saber de dónde proviene su dedicación, entrega y perfección...


Del mismísimo corazón de Dios!







“A todo esto me dediqué de lleno, y en todo esto comprobé que los justos y los sabios, y sus obras, están en las manos de Dios” 
Eclesiastés 9:1






Mi papá.










Comentarios

Entradas populares