Identidad. Por Paola Troz



Estaba buscando algunos papeles y me encontré un pasaporte viejo, con una foto mía algo vieja también,  y sin importar cuánto haya yo cambiado entre una fotografía y la otra, ninguno de mis datos principales había cambiado. Al final todos  mantenemos hasta el final nuestro nombre, apellidos, y  un número de seguro social.

Eso determina nuestra identidad y el  papel que ocupamos en la sociedad donde vivamos.

Nuestros padres al nacer nos dan ese nombre y ese apellido, así que por lo general la mayoría de nosotros tratamos de darle un buen uso a ese nombre que nos ha sido dado para honrar a nuestros padres procurando no mancharlo de ninguna manera.
Creo que si en mi historial existiera algún acto incorrecto, probablemente mi identidad se vería afectada y no sería muy fácil entrar a cualquier país con ese pasaporte.
En la parte espiritual pasa algo parecido cuando hemos aceptado a Jesús como el hijo de Dios y nuestro Salvador. 
Adquirimos una identidad espiritual que nos permite cumplir un nuevo  rol de honra al Padre a partir de un nombre que nos ha sido otorgado,  y que es  sobre todo nombre.


“Por eso Dios lo exalto hasta lo sumo y le otorgo el nombre que esta sobre todo nombre , para que ante el nombre de Jesus se doble toda rodilla en el cielo y en la tierra y debajo de la tierra,y toda lengua confiese que Jesucristo es el señor para Gloria de Dios Padre! “
Filipenses 2:9



 Dios entregó a su hijo Jesús , y a través de ese nombre nosotros hoy podemos empezar a entender cuál es nuestra verdadera identidad espiritual.

A partir de ese nombre vivimos vidas que procuran honrarle en todo lo que hablamos, pensamos y cómo accionamos, tomando en cuenta que nos sentimos como sus hijos embajadores en esta tierra  y responsables de dejar Su nombre en alto en todo momento y en toda circunstancia.

Nacerá una nueva luz en nuestro interior  y nuestro corazón brillará de una nueva forma, a partir de comprender nuestra verdadera identidad en Cristo!

Somos HIJOS!


Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: !!Abba, Padre!!Romanos 8:14

Es automático, cuando un hijo clama, un Padre responde. Esto nos permite saber que nuestro amado Padre Celestial en todo momento estará atento a nuestra necesidad pero de igual forma estará atento a nuestras acciones.
Al comprender que somos hijos adquirimos una nueva seguridad y beneficios con los que el Padre nos equipa para hacerle frente a cualquier adversidad.

Como hijos necesitamos estar concientes en todo momento de que podemos empoderarnos de todas sus promesas escritas en la Biblia y que son vida para nuestro espíritu.

“Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo” Rom 8:17
Nuestro deber al entender que nuestra identidad es de hijos, es anunciarlo a la creación entera sin ningún temor, porque tal y como nos lo dice la Palabra:

“La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios” Rom 8:19

Dios nos trata como sus hijos y nosotros necesitamos aprender a reaccionar a su amor  tal y como Jesús mismo nos lo enseñó en todo momento.
A partir de Jesús nació ese beneficio que nos fué heredado con tanto sacrificio y amor puro.

“según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él,en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado,”
Efesios 1:4-6

Guardé mi pasaporte viejo y tome el nuevo. Sin importar la información que tuviera adentro ninguno de los dos, noté un detalle importantísimo que no podía ser emitido de ninguna manera, sin los sellos respectivos y aprobados  no hay validez alguna, de la misma manera que en muchos procedimientos importantes que implican documentación en nuestra sociedad.


Los sellos celestiales



El  Padre Celestial nos refuerza nuestra identidad en su palabra para validarnos celestialmente de una manera asombrosa.
El nos sella, nos reserva y nos reclama como SU propiedad.

Dios es el que nos mantiene firmes en Cristo, tanto a nosotros como a ustedes. Él nos ungió, nos selló como propiedad suya y puso su Espíritu en nuestro corazón, como garantía de sus promesas.”2 CORINTIOS 1:21- 22 

Hasta en eso pensó Dios para darnos identidad!! Hemos sido sellados!

Comprendamos hoy  que somos hijos,  actuemos como tal y empecemos a vivir vidas que lo adoran en Espíritu y en verdad sin temor alguno de expresarle al mundo que somos de SU propiedad!! 






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