Actos Sublimes de Fe. Por Paola Troz


Crecer en fe no es algo fácil. Ser cristiano tampoco lo es.
Vivimos y criamos hijos en un mundo que hoy llama a lo malo bueno y a lo bueno malo y donde los tentáculos de la sociedad, la política, la economía y los movimientos extremistas que luchan por sus ideales huecos carentes de valores y de amor, buscan envolvernos o engañarnos.


No es fácil, amar al que te lastima y al que te odia sin razón y no podemos encajar donde no pertenecemos.
Estaba en el cine con mi mamá y mi hijo viendo la película del "Apóstol Pablo" la cual logra comprimir en dos horas de relato, una parte de los eventos de la Biblia resaltando en todo momento la fuerza de la fe de un hombre que amó a Jesús sin haberlo conocido jamás y a quien a pesar de eso, le fue revelado su amor, su gracia y su misericordia de una manera asombrosa.

Ser cristiano es de valientes y requiere de actos sublimes de fe en cada paso.

Lo cierto es que nadie puede volver a ser igual cuando en verdad ha tenido un encuentro con Jesucristo que transforma todo en su vida. Basta la sola presencia de Jesús por 5 segundos para que el mundo de una persona nunca más vuelva a ser el mismo y caigan las escamas de los ojos de los ciegos. 
Los milagros son su especialidad y en este tiempo el milagro más grande es la conversión de un corazón a Cristo por completo, un corazón que nace de nuevo y en donde la fe comience a brotar a partir del encuentro personal con el Señor en el caminar de la vida.

Esa fe brindará un crecimiento necesario en el camino y en cada proceso que viva o enfrente.
Pensaba que con la fe se inicia de a poco, sintiendo, probando y conociendo...




Conforme pasan diferentes experiencias ese corazón no se conforma y busca más y siempre vuelve a la fuente inicial que ya impactó y sació su sed.
Basta con tocar una sola vez y haberse saciado con esas aguas de vida.
Esa sed es mayor conforme se va conociendo más de cerca al Hacedor de milagros. 

Logrando que ya lo poco no puede ser suficiente...


Las visitas a la fuente se hacen algo habitual porque necesitas más de esa seguridad, de ese confort en el alma que aquieta todas las turbulencias de la vida y el cansancio de la rutina.

Se necesita de esa fe que alimenta, refresca y alienta el Espíritu cada día, cada minuto y cada segundo.

Una fe que aconseja y  permite escuchar la voz del Espíritu Santo.
Fe que asienta la Palabra de vida en los más profundo de tu interior.


Se despiertan los sentidos espirituales y mejor aún, se ponen en práctica.
De un momento a otro lo que parecía imposible se hace posible, lo que parecía lejano se hace cercano, 
lo que estaba enfermo, sana y todo empieza a cambiar...





Esa nueva etapa fortalece la fe y trae cercanía e intimidad con el Espíritu Santo.

Al entrar en esas aguas, se necesita entender que vamos siendo purificados en amor y muchas de las cosas que antes eran parte de nuestra vida, deben dejarse atrás. 
Alimentar la fe nos muestras cuáles son y nos invita en cada encuentro a hacerlo.
Alimentar la fe nos lleva estudiar más la Biblia y a adorar más, esto nos hace estrechar nuestra relación con el Espíritu Santo de Dios.

El Señor nos va moldeando en ocasiones poco a poco y en otros casos de una sola vez, porque no hay tiempo que perder en un mundo que se extingue y flaquea.
Jesús le explicaba a sus discípulos que vendría el consolador a nuestras vidas y que nos mostraría todas las cosas.

"Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré. Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. De pecado, por cuanto no creen en mí; de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más; y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado. Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar. Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber. "Juan 16:7-14

Cuando el Espíritu de Dios está en la vida del Cristiano su vida no puede ser igual.
Claro que  enfrentará tentación y pruebas pero la fe en Dios y su Santo Espíritu en su vida le dará fortaleza para sobrellevarlas.
Claro que enfrentará rechazo y burlas pero eso no tendrá ningún efecto y claro que enfrentará ataques del enemigo pero comprenderá que sus armas no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas.

Es una convicción que nace de cada encuentro y va creciendo y creciendo, haciéndose fuerte en nuestra vida y lo mejor haciéndonos más fuertes en la fe.
La fe necesita fortalecerse como un músculo y para eso debemos poner de nuestra parte, darle un espacio en todo y dedicarle tiempo.
Cada decisión y convicción donde le damos un lugar protagónico a Jesucristo en nuestra vida representa un acto sublime de fe. Al hacerlo, nada vuelve a ser igual.

"Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan." Hebreos 11:6

La vida de todo cristiano debe estar llena de actos sublimes de fe...  
Para creer lo que se espera y aún no se ve, confianza para nutrirla y verla crecer en nuestras vidas y así avanzar en el camino a lo más profundo y no retroceder y claro mucha adoración para honrar esa fe en todos los procesos hasta ver la victoria.

Adorar en tiempos difíciles y adorar cuando ves la victoria.

Puede que no sea fácil pero la recompensa de la Presencia de Dios lo vale todo, yo personalmente no lo cambiaría por nada en este mundo.
Llegará ese momento en donde lo que pueda suceder no importa más y querrás entrar sin temor en esas aguas porque sabes que puedes confiar en Dios, es como si entraras directamente en lo profundo de su propio corazón en cada encuentro.

Llega ese momento donde la fuerza que habita en nuestro interior es tan grande, que la ironía, la injusticia y la maldad del mundo no pueden tocarte y menos dañarte.

Esa es la fuerza de la fe y quien vive sin ella, muere.

De Abraham se dice:
"Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios," Rom 4:20

Este es el momento en el que más que nunca la fe del cristiano debe estar inquebrantable y debe brillar hasta el final, que Pablo y sus enseñanzas sean un gran ejemplo para nosotros en esta generación hasta ese momento en el que nos encontremos cara a cara con nuestro Padre Celestial.

¡Ese glorioso día de esperanza!
Crece en fe y entra sin temor en esas aguas de paz, de gozo y fortaleza que solo el Espíritu Santo pueda brindarte y que solo en Jesucristo y su verdad puedes encontrar.
Fuente de agua viva, manantial de esperanza y fuerza de nuestra fe inconmovible que te promete lo que dice Su Palabra:


Más el justo por la fe vivirá.



Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá. Romanos 1:17



"Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia." Filipenses 1:21

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