Ojos de Cielo. Por Paola Troz.




Hace  varios meses estudiando a profundidad la Biblia en  Mateo 25:31,  sentí  la gran necesidad de acercarme a lugares nuevos, lugares diferentes a los que estaba  acostumbrada a asistir con regularidad  para compartir del amor de Dios a través de la adoración; lo cual es parte de mi llamado y propósito en la vida.

Encontré entre otros proyectos de ayuda social un lugar que se llama Fé Viva. 
Es un hogar donde acogen y resguardan con mucho amor a pequeños niños  de entre 0 y 6 años.  Un lugar donde no solo les enseñan de Jesús, sino que también lo modelan a diario con el amor y cariño con el que les tratan y  cuidan.

Realmente son pequeños bebés. Pequeños tesoros del cielo en esta tierra.
Conocerlos  a cada uno de estos pequeñitos y jugar con ellos, abrazarlos y simplemente darles amor ha venido a ser de gran enseñanza y bendición para mi vida.

Nicole es  una pequeña niña  con unos hermosos ojos tan celestes como el cielo que siempre impacta mi corazón con su docilidad y quietud. 

Mientras todos los demás niños corren por todo lado, ella los observa con sus ojos de cielo.




Al principio tenía mucha dificultad en desplazarse por su cuenta; sus pequeñas piernas como de porcelana no respondían con la normalidad de una niña de su edad...

Ella llegó al hogar unos meses después de que yo comenzara a visitarlos regularmente, así que los otros niños ya me conocían y entendían nuestra dinámica de oración y canciones a Jesús, pero Nicole no me conocía aún.

Por eso he  podido ser testigo de lo que Dios va haciendo en su pequeña vida; he visto el avance en ella y la mano de Dios cuidándola y avivando cada vez  más y más todo su ser.

Recuerdo que  al principio solo cargada podía estar.
Recuerdo haberme acercado a hablarle, y esos bellos ojos me miraron como con desconfianza y precaución. 
Así que con toda la cautela del mundo me atreví a amarla, a orar por ella y hasta intentar convertirme en su amiga.

Me sorprendió en posteriores visitas, cuando pudo sentarse por su cuenta y sin que nadie la sostuviera en una pequeña sillita sin barandas de ningún tipo, y de ahí no se movió más que para mover su pequeño cuerpo al compás de la guitarra que yo tocaba  y a la que todos los chicos de Fé Viva bautizaron como “Cuerditas”.

Recuerdo estar muy  al pendiente de que no se cayera, así que estaba lista para lanzar a “cuerditas” por los aires en caso de que Nicole perdiera el equilibrio.


Pero ella por su cuenta pudo sola con su hermosa sonrisa, que me dejaba saber que estaba reconociendo quién era yo y a QUIEN estábamos adorando!

Jamás pensé que yo podría tener  un acercamiento tan real al azul del cielo hasta que Nicole con sus hermosos ojos celestes me miró reconociéndome al fín!

Con sus hermosos ojos de cielo...





Porque al verlos de cerca solo encuentro la esperanza de Dios en ellos , la pureza y la fortaleza del mismísimo Rey de Reyes  reflejados en la belleza de esta dulce y hermosa niña; con la valentía de vencer cualquier obstáculo.

Aprendo tanto de ella... 

De sus silencios,
de su quietud;

Del esfuerzo tan grande que debe hacer en comparación con otros niños que enfrentan situaciones sociales parecidas a ella,  pero que además se le agregan las complicaciones propias de su salud.

Aprendo tanto de ella..

Para mi sorpresa esta semana al visitarlos de nuevo, encuentro a Nicole dando sus primeros pequeños pasos con ayuda de alguien más y un poco de dolor  en el proceso, pero mi corazón saltó de alegría al ver todo el esfuerzo con el que los realizaba!

Celebré sus primeros pasos! 
casi como si hubieran sido los de mi propia hija.
Casi como los hubiera celebrado Jesús de haberla podido abrazar.

Fué como escucharlo directamente  pedirle a lo más profundo de mi espíritu

“Abrázala por mi!”

Esta vez me permitió abrazarla, esta vez era como si ella reconociera de donde venía ese abrazo especial.

Entendí que somos una extensión suya en esta tierra.



Somos Sus manos, somos Sus pies..



“ Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de mis hermanos, aun por el más pequeño, lo hicieron por mi” 
( Mateo 25: 40)


Realmente Al creer que voy a dar o compartir algo con estos pequeños tesoros del  cielo, que me permiten descubrir sonrisas nuevas en mi vida que no sabía que existían,  me equivoco tanto porque lo que sucede en realidad es que descubro un acercamiento diferente al Padre Celestial y  salgo  de ahí como una nueva persona, asombrada del cuidado paternal que Dios le brinda individualmente a cada uno de estos pequeños corazones; entiendo el amor de Dios desde una nueva y maravillosa perspectiva y entiendo la pureza real que solo nace del corazón de los niños.

Entiendo mejor mi propósito y mi llamado en la adoración.

Aprendo tanto de ellos...

Y de esa pureza real que es directamente transmitida desde el cielo hasta estos pequeños tesoros en un lugar donde pocos tienen tiempo para acercarse y maravillarse con lo tangible que es  Dios al estar en medio de esos niños y escucharlos orar y adorar con sus angelicales voces...

Dios se mueve en todos los lugares pero sin duda necesita que nosotros como sus hijos nos movamos también! y en ocasiones necesita que nos movamos hacia donde nadie quiere ir.


Seamos sus manos
Seamos sus pies...


y descubramos lo maravilloso que puede ser abrazar al cielo mismo mientras unos hermosos ojos de cielo nos reconocen en nuestro paso por esta tierra.


Ojos de cielo, los de la pequeña y gran valiente,
 Nicole.


http://www.grupofeviva.org/proyecto-hogar-fe-viva














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