Lluvia inesperada. Por Paola Troz
El día estaba precioso y soleado. Yo conversaba
amenamente en la sala de mi casa con mi primo y teníamos la puerta
principal abierta. Mi primo había dejado las ventanas de su carro igual, abiertas
por el calor que hacía y nos concentramos en trabajar. Inesperadamente una
lluvia comenzó a caer. Era una lluvia suave y tranquila que parecía refrescar el momento.
Una lluvia diferente…
muy silenciosa, porque no se escuchaba…
casi no se percibía…
Mis ojos vieron hacia la puerta abierta y lo dije… “está lloviendo, que raro”… Jose
reaccionó y de inmediato corrió a cerrar las ventanas de su carro.
Poco después esa
lluvia tranquila y no anunciada cesó.
Fue como un aliento
de vida que refrescó todo el ambiente en un momento completamente inesperado.
En el calor del trabajo y en el calor de la vida… deseamos
momentos de descanso para salir de la rutina; momentos que nos puedan ayudar a
recobrar fuerza y para lograrlo, es indispensable buscar tiempos de refrigerio
espiritual. Tiempos para refrescar el
alma y alimentar el espíritu.
Tiempos de buscar sedientos la manera de encontrarnos a
solas con Dios. Porque para poder encontrarlo lo único que debemos hacer es
buscarlo con todo el corazón y ser
sensibles a las maravillas que nos quiere mostrar en sus silencios.
Cuando callamos… lo
escuchamos.
Cuando nos disponemos…
lo podemos sentir y cuando lo deseamos
con toda el alma… El se muestra, Se revela a nuestro espíritu en su maravilloso
y perfecto amor.
Cuando Su presencia
desciende hasta nuestra imperfecta humanidad
sabemos que todo tiene otro sentido y lo que pareciera ser importante,
deja de serlo porque entendemos que EL, nuestro amado Padre Celestial es lo más
importante.
Todas Sus promesas
son verdad y refrescarán la vida de los hijos que fielmente aprenden a esperar
en ellas.
Esos hijos que las buscan
con anhelo cada día y se aferran a ellas con todas las fuerzas de su fé.
No tengo la menor
duda de que como esa lluvia refrescante
e inesperada todas las promesas que nos han sido otorgadas en Su palabra, la
biblia llegarán a su cumplimiento.
“Porque El hará que vengan a su tiempo las lluvias de otoño y las de
primavera, para que ustedes cosechen su trigo y tengan vino y aceite” Deuteronomio
11:14
Esas promesas, llegarán
cuando menos lo imaginemos, cuando menos lo esperemos, porque parte de todo el
proceso al acercarse a Dios es confiar que sus promesas se cumplirán en nuestras vidas en
Su tiempo perfecto y celestialmente cronometrado. Dejándolo que se muestre a nosotros de maneras inesperadas
y refrescantes..
Como la lluvia…
“ Yo pondré a mis
ovejas alrededor de mi monte santo, y las bendeciré; les enviaré lluvias de
bendición en el tiempo oportuno”… Ezequiel 34:26
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