Parloteo mañanero. Por Paola Troz

En  la luz roja de  un semáforo nos detuvimos. Mi ventana iba abierta y escuché una bandada de pericos a lo alto; al asomarme vi unas enormes palmeras donde estaban descansando estos particulares pájaros. Podía  escucharlos pero era muy difícil verlos.  Estaban muy alto.
La luz roja cambió y el auto siguió su camino. Yo en mi corazón guarde el deseo de ver aunque hubiese sido solo uno de esos pericos de cerca…

Con  algunos de nuestros sueños sucede muy parecido, parece que no tenemos suficiente tiempo para disfrutarlos y  aunque hacen  ruidos  en los oídos de nuestro corazón, no logramos verlos de cerca o no logramos verlos del todo.  Están a lo lejos. Pero están ahí y lo sabemos.
Al día siguiente  temprano en la mañana, estaba  profundamente dormida. Mi  hijo no tenía que ir a la escuela y todos podíamos descansar  un poco más. De repente escuché un interesante sonido muy cerca  de la ventana de mi cuarto. Demasiado cerca...
Abrí un ojo y me pregunté  qué sería ese particular ruido, pero la verdad no me inmuté del todo, tan pronto como abrí mi ojo, lo cerré… Estaba profundamente dormida.
Una vez más  el  insistente  sonido volvió a interrumpir mis sueños y esta vez se repitió la misma escena,  solo que  fue el otro ojo el que cerré; sin embargo ese ruido  insistente continuaba  y ya no pude hacer otra cosa más que levantarme a averiguar de qué se trataba porque era más que evidente que no podría volverme a dormir en paz.

Para mi sorpresa, al abrir la ventana, no  había uno sino tres bellísimos pericos con su parloteo mañanero. Estaban tan cerca que hasta pude apreciar todos los colores en sus plumas.
Parecía que  jugaban y sonreían al verme diciendo : levántate!!!

Sentí una alegría enorme  y los disfruté  tanto que olvidé el sueño que tenía. En realidad me levanté.  Fue un evento importante porque lo que había deseado  tan solo un día antes, ahora lo tenía justo frente a mis ojos en el lugar que menos me hubiera imaginado. En mi ventana!

Dios tiene la maravillosa característica de sorprendernos  con detalles que solo El y nuestro corazón conoce.  Detalles íntimos, muy personales.

El  Padre Celestial  conoce  el lugar más secreto del corazón de sus hijos donde están resguardados los  sueños más preciados… quizá porque El creó ese lugar, quizá porque El sembró esos sueños ahí…

Dios cuida de todos los detalles de nuestras vidas  y más aún de  nuestros sueños. Sus respuestas llegan cuando menos lo esperamos o cuando más las esperamos pero llegan en su tiempo perfecto, en el  tiempo especialmente  agendado  por El.
Poner esos sueños a Sus pies es lo importante y esperar con confianza, porque pueden acercarse a la ventana como  parloteos mañaneros y sacarte de la cama calientita. Por eso  debemos  estar alerta para que cuando el corazón nos cuente que es el momento de levantarnos, no estemos ni distraídos ni  muy dormidos.

La verdad es que hay una recompensa que incluye  un gozo indescriptible al disfrutar los sueños de Dios con toda su gama de colores incluida, todo su esplendor frente a nuestros ojos,  y mejor aún  hasta triplicados para que no nos haga falta ningún detalle!!!



 “ Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes- afirma El Señor- planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza.” Jeremías 29:11

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