Una promesa de Libertad. Por Paola Troz

“  No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.” Romanos 12:2

No entró en un Corcel majestuoso, como muchos lo hubiesen esperado; Jesús entró por las puertas de Jerusalén sobre un pollino, hijo de animal de carga cumpliendo lo que establecía la profecía en el libro de Zacarías 9:9

¨Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna.¨

Humilde, poderoso y muy valiente entró para enfrentar la mente de un sistema que con su religiosidad apartaba a los hombres del corazón de Dios.

Corazones duros y carentes de amor.

Su entrada por esas puertas representaba nuestra nueva unión al corazón del Padre Celestial.

Y aunque no todos tuvieron la sensibilidad de comprender la trascendencia del cumplimiento de esa promesa, esa bendición les alcanzaba a todos por igual.

Nos alcanza a todos... 

¡Una promesa de libertad cumplida!

Fue lo que Dios trajo para un pueblo que tan solo conocía el cautiverio. Los Israelitas oprimidos por un faraón egipcio y un sistema  que abusaba de ellos sin valorarlos como personas.

Fue Moisés el hombre que Dios usó en ese momento para que tuvieran esperanza y supieran que en los planes de Dios ya había nacido para ellos el camino hacia la libertad.

Desde ese entonces todos los judíos celebran la Pascua ( Passover)  cada inicio de año según el mandato explícito que Dios diera a Moisés y Aarón. 

 De una manera  clara  y específica  Dios en el libro de Exodo 12: 1-28 les indicó cómo deseaba que se celebrara la Pascua conmemorando la liberación del pueblo judío al salir de Egipto.
Les da una serie de instrucciones sobre lo que deben comer y beber.

“ Y este día os será en memoria y lo celebrareis como fiesta solemne  para Jehová durante vuestras generaciones ; por estatuto perpetuo lo celebrareís.”  
Exodo 12: 14

Mucho de la celebración de la semana sagrada, tiene sus orígenes en estos estatutos bíblicos  y la celebración judía a la que hace referencia. Y aunque las fechas son distintas, por lo general están muy cercanas en propósito y en lo que a consagración y simbolismo se refiere en nuestro corazón.

Cada símbolo mencionado por Dios en este pasaje donde solicita de manera explícita la forma de  celebrar la pascua,  cobra nueva  vida a partir del sacrificio de Jesús por nuestras vidas, y de su muy conocida y maravillosa entrada triunfal hacia la libertad y salvación de nuestras vidas, iniciando aquel domingo de ramos que se plasma en nuestra alma, nuestra mente y en nuestro corazón.

Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Mateo 22:37

Hoy es su sangre, la sangre del cordero inmolado la que trae protección a nuestras familias.Y él es el pan de vida que nos alimenta y sustenta.

Los  seguidores de Jesús lo recibieron extendiendo sus mantos por el camino, con ramas de oliva  y palmas. Al entrar a Jerusalén mientras lo aclamaban Rey y gritaban :

¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!, ¡Hosanna en las alturas! Mateo 21:9

Es de resaltar, que la palabra “hosanna” significa ¡ OH  salvanos!

La promesa cobraba vida antes sus ojos, incluso ante los ojos de muchos que estaban ahí en ese momento y en ese lugar y ni siquiera sabían quien era ese hombre que entraba por las puertas.  
Hoy sigue cobrando vida ante los nuestros. Por esta razón continuamos celebrando en nuestros corazones esa promesa de libertad que nos trae salvación y vida eterna. Sea la fecha o no, porque cada día esa promesa nos alcanza.

Hoy Jesús desea entrar pero por las puertas de cada corazón dispuesto a recibirle con palmas para traer salvación y esperanza. 

¡Desea entrar por cada vida y familia que anhele establecerlo como Rey! 

Y eso transciende a las fechas de una semana en especial, porque eso sucede todos los días.

“Abridme las puertas de la justicia; entraré por ellas, alabaré a Jah. Esta es puerta de Jehová: por ella entrarán los justos” salmo 118:19

 

¡Jesús nuestro camino, verdad y vida! 

Entraba en ese maravilloso día por las puertas de Jerusalén, pero podemos abrir las puertas de nuestro corazón para recibirle con la honra que solo él merece.

Humilde y poderoso entró  Jesús a Jerusalén y la historia de la humanidad nunca más fue la misma. ¡Transformó todo, lo hizo nuevo!

Hoy puede también venir hasta nuestras  vidas y nuestros corazones  para traer salvación, tan solo es questión de abrir  las puertas y reconocerle  por quien él es, el hijo de Dios.

Tenemos libre acceso al trono de la Gracia por esa entrega voluntaria, asombrosa y valiente…

Acceso a la  salvación y al perdón por nuestros errores más profundos y solo a través de la cruz es donde se inicia nuestra transformación.

Donde podemos iniciar de nuevo.

No hubo ni habrá amor más grande que ese.

No hubo ni habrá otro sacrificio más importante.

 Ningún otro ser puede ocupar Su lugar

Solo Él ,

Jesús, el Hijo de DIOS.


¡Camino, Verdad y Vida!

Su aseveración causo furor, indignación en algunos y dicha eterna en otros.

Su misión nos traería comunión eterna,

nos heredaría un consolador para que habitara en nosotros hasta que regrese,

Su Espíritu Santo

para dirigirnos, consolarnos ,

y para revelarnos a Jesús y sus palabras de vida eterna.

"Todo consumado es"

Juan 19:30

Fue a partir de esas palabras que  nuestra herencia cobro vida,

a partir de su último aliento de vida, que nos abriría el camino a la vida eterna.

 Hoy como hijos y a través de esas palabras tenemos un poder mayor que nosotros mismos, el cual  nos autoriza a establecerlo como Rey en cada oración que elevemos al cielo.

¡A Él le fue dado el nombre sobre todo nombre!
Nombre que sana, liberta y restaura,
nombre en el que se resume la palabra amor porque Dios es amor.

El Nombre de Jesucristo,
JESHUA

¡Bendito sea Su nombre y Su triunfo en la cruz!

¡Bendita su resurrección que con ella a la muerte venció!

Su Victoria nos heredó Salvación. 

Su Sacrificio nos heredó comunión.

Su nombre nos da identidad y nos brinda la Victoria HOY.

Su fuerza nos corona hoy como sus hijos y nos da una nueva identidad cuando tenemos la humildad de reconocer que sin su gracia y su perdón jamás podríamos alcanzar misericordia.

Desde el lugar más humilde se posicionó en el lugar más alto y sublime, en nuestro corazón.

"Y hallándose en forma de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le confirió el nombre que es sobre todo nombre, para que al nombre de Jesús SE DOBLE TODA RODILLA de los que están en el cielo, y en la tierra, y debajo de la tierra,… 

( Filipenses 2:8-10)

Jesús nuestro ejemplo de obediencia, valentía y entrega incondicional de amor absoluto.

¡Permítele entrar y celebra al Rey  despojándote  de todos tus errores, pecados problemas, dudas o inseguridades porque como hijos de Dios tenemos la garantía de que al entrar trae protección,  esperanza, consuelo. Sus  promesas y enseñanzas alcanzan  nuestras vidas y mentes para transformarlas para siempre!