Cántaros. Por Paola Troz
La samaritana que fue a buscar agua al pozo donde se encontró con Jesús, llevaba con ella un cántaro, el cual en teoría se llenaría de agua para darle de beber a los suyos.
La sed es una sensación que todos hemos experimentado.
Y sin importar el esfuerzo que implicaba, ella se disponía a llevar ese cántaro que regresaría lleno de agua.
El cántaro era una herramienta importante y necesaria.
Esta mujer jamás imagino que en ese lugar , donde estaba el pozo, se encontraría con la mismísina fuente de vida cara a cara.
Y a pesar del contexto de vida que la rodeaba como samaritana, ella había escuchado por boca de los mismos judíos, del Mesías que vendría.
“ Sé que viene el Mesías, al que llaman el Cristo_ respondió la mujer_ cuando él venga nos enseñará todas las cosas” Juan 4: 25
En ella había una sed que trascendía de lo que podría sacar de aquel pozo que probablemente había visitado muchas veces en su vida.
Muchos títulos estaban en su contra, era mujer, y además samaritana, pero a pesar de eso algo en su interior le gritaba que ella no sería excluída. Ella también podría aprender de todo lo que el Mesías esperado enseñaría.
Algo en su interior le decía que ella tambíen recibiría ese beneficio!
¿Cuáles eran sus posibilidades en medio del contexto social en el que vivía de ser una candidata para aprender de todas estas cosas que el Mesías enseñaría?
Humanamente, ninguna.
Sin embargo Jesús vió más allá y la convirtió en la candidata perfecta para transformar toda una comunidad!
A partir de ese encuentro personal de Jesús con ella, se abrió un puente que conectaría a toda una comunidad de samaritanos con el Salvador y el Mesías directamente.
Jesús pensó en ellos, y se convirtió en esa esperanza y fuente de agua viva para ellos.
También pensó en ella y en ese encuentro halló la oportunidad perfecta para usar su vida frágil y delicada y alcanzar así a todos los samaritanos.
Lo más hermoso de ese proceso es que la vida misma de aquella mujer se convertiría en ese cántaro que regrasaría completamente lleno luego de un encuentro con Jesús.
Esta vez si sería para saciar a los suyos como nunca antes!
“El que cree en mí, como dice la Escritura, de su intercior correrán ríos de agua viva”
Juan 7:38
Ella creyó en El, y desde su interior algo se transformó para nunca más volver a ser igual.
De su interior corrieron ríos de agua viva.
Una mujer pecadora, sin título, sin renombre, sin esposo; pero habilitada y seleccionada como vocera desde la perspectiva de Jesús mismo!
Jesús le dió de una manera casi personalizada una de las enseñanzas más valiosas relacionadas con la adoración a ella, a la samaritana.
A una mujer.
Muchos de los samaritanos que vivían en aquel pueblo creyeron en él por el testimonio que daba la mujer: “ Me dijo todo lo que he hecho” . Así que cuando los samaritanos fueron a su encuentro le insistieron en que se quedara con ellos.
Jesús permaneció allí dos días, y muchos llegaron a creer por lo que el mismo decía” Juan 4:39
Ella les presentó al camino y al conocerlo en persona comprendieron de lo que hablaba esta mujer de inmediato. Una samaritana que se despojó del cántaro que llevaba en sus manos para regresar completamente transformada al aceptarlo para siempre!
Es necesario aprender de esta actitud que así de la manera en que ella se despojó de lo que al inicio parecía una herramienta muy útil, muchos debemos despojarnos de igual manera de lo que nos limita a conocer la real fuente de agua viva... Jesús
La sensibilidad que Dios ha puesto en el corazón de las mujeres es una herramienta poderosa en las manos de Dios.
Muchos liderazgos de hoy en día han buscado minimizarla o excluirla, cuando en realidad Jesús es quien se encarga de encontrarse cara a cara con ellas para primero transformarlas y luego usarlas como poderosas armas en sus manos!
Hermosos cántaros donde se ha depositado un gran poder!
“ Ahora tenemos esta luz que brilla en nuestro corazón, pero nosotros mismos somos como frágiles vasijas de barro que contienen este gran tesoro. Esto deja bien claro que nuestro gran poder proviene de Dios, no de nosotros mismos” 2 Corintios 4:7
Creo firmemente que este es un tiempo en que como mujeres debemos despojarnos de las cargas que no nos permiten crecer y desarrollarnos como hijas de Dios :
El temor, la depresión, la opresión, la inferioridad...
Debemos despojarnos de la inseguridad, y aprender a vernos más como Jesús nos ve sin importar el contexto eclesiástico en que nos movamos o qué cosas no hayamos alcanzado aún.
Puede ser que a los ojos de muchos no seamos hijos aptos o estemos lo suficientemente capacitados para ejecutar una misión, sin embargo a los ojos de Jesús si que lo estamos!
Te invito a que puedas ver este video y espero que sea de bendición para tu vida!
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