Testigo de la Luz. Por Paola Troz
Había sido un día difícil y mi hijo esta semana estaba de vacaciones; Así que aprovechamos para escaparnos y salir a nadar a una piscina juntos.
Mientras flotaba y bajaba revoluciones oraba y pensaba en muchas cosas y cómo en este tiempo debe enfrentarse lo inesperado; por ende la importancia de estar preparados como hijos de Dios.
Pensaba en el bautizo de Jesús y tambien en los incios de la creación.
Luego de nadar y mientras me alistaba, me pidieron por whatsapp que me comunicara con una de mis más queridas mentoras. Ella inesperadamente me pregunta si estaría dispuesta a predicar esa misma noche.
Mi respuesta inmediata fue SI!
Siempre es un privilegio poder compartir del mensaje de Jesús!
Una vez que colgué, oré y le pedí al Espíritu Santo guía y dirección para saber de que hablar.
Su respuesta fué... “ de todo lo que acabamos de hablar mientras flotabas! ”
Así que me senté a ordenarlo un poco y tratar de enlazarlo sabiendo que al final por más que lo intentara ordernar, o “ bosquejear” , El Espíritu Santo lo usaría en su propio orden, y como El quisiera hacerlo. Yo tan solo debía obedecerle y abrir mi boca cuando fuera el momento...
Desde el principio Dios HABLO!
Y dijo Dios que haya luz y hubo luz...Génesis 1:3
Esas primeras palabras de vida crearon Luz. Desde ese inicio Dios estableció un orden perfecto para darnos una guía en el camino.
Trajo una palabra Viva y llena de Luz.
Cuando Jesús vino a la Tierra, Juan el Bautista lo anunció y le preparó el camino dando el aviso de que Jesús mismo era esta palabra viva que desde el inicio estuvo con Dios y ahora venía a alumbrarle el camino a los hombres para llenarlos de esperanza , salvación y propósito.
“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella. Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan. Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él.
No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz. Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo.
En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció. A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.
Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.” Juan 1:1-14
La Palabra de Dios mismo, esa que estuvo desde el inicio de la creación cobró vida en Jesús convirtiéndolo en luz para las naciones.
Cuando Jesús iba a iniciar su ministerio, fué bautizado por Juan el Bautista, quien lo anunciaba a viva voz en todo lugar y me llamaba la atención que en el pasaje que la Biblia menciona este importante evento, habla de un bautizo que tiene El Espíritu Santo y fuego.
“...pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego” ( Mateo 3:11)
El aceite sabemos es una sustancia que se usa para que la luz pueda mantenerse encendida de una manera continua y simboliza al Espíritu Santo.
El fuego es el calor y la luz producidos por la combustión y bíblicamente se asocia con la Presencia de Dios que trae purificación
“ Pero¿quién podrá soportar el día de su venida? ¿Quién podrá mantenerse en pie cuando el aparezca ? Porque será como fuego de fundidor o lejía de lavandero. Se sentará como fundidor y purificador de plata;...” Mal 3:2
La unión del aceite y el fuego mantiene una lámpara encendida.
Iluminada.
No podemos ser lamparas que iluminen o ser luz si no tenemos el fuego que nos purifica para el propósito!
Nosotros somos esas lámparas...
La lámpara de Jesús! Nuestra lámpara y ejemplo a seguir.
“ Yo soy la luz del mundo” Juan 8:12
La parábola de las 10 jóvenes, nos invita a cuidar de ese preciado y necesario aceite, el Espíritu Santo que hoy continua derramándose en nuestras vidas para mantener la llama de la Presencia de Dios encendida.
Invitándonos a ser prudentes y estar preparados, apercibidos, atentos!
Cuidando nuestro aceite y llevándolo con nosotros adonde quiera que estemos o vayamos como el preciado tesoro que es.
Y no esperemos que nadie lo haga por nosotros, o hacerlo al úlitmo momento pues esto tiene consecuencieas dolorosas y devastadoras; consecuencias que nos pueden hacer quedar fuera.
“Pero mientras iban a comprar el aceite llegó el novio, y las jóvenes que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas. Y se cerró la puerta.”
Mateo 25:10
Hoy la puerta está abierta!
Busca tu aceite, y ten lista tu lámpara!
Cuando nuestras lámparas están funcionando correctamente, la palabra de Vida fluye!
Palabra viva, que nos permite ser testigos de Jesús en todo momento y en todo lugar.
Convirtiéndonos así en un buen testigo de Luz, tal y como Juan el Bautista.
Dándole testimonio al mundo de Su verdad!
Dándole testimonio al mundo de Su verdad!
Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder.
Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa.
Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.
Mateo 5:14-16
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