El descanso del ciervo. Por Paola Troz


Aunque todos seamos tan diferentes tanto en nuestra forma de pensar o lucir, en nuestro tamaño, color o gustos hay algo que nos hace iguales a todos: El agua.
La necesidad del agua para vivir.

Dependemos de ella a diario, y una gran parte de nuestro cuerpo está compuesto por ella. El agua es mucho más que una necesidad básica: es un elemento vital que sustenta nuestra vida y la de innumerables seres en la naturaleza.

En medio de un frondoso bosque, el ciervo sabe que su supervivencia depende, en gran parte, de encontrar momentos de calma para acercarse a las aguas tranquilas y saciar su sed. Sin embargo, para este animal, esos momentos de quietud son escasos. La constante amenaza de los depredadores lo mantiene alerta, dificultando su acceso a la serenidad que tanto necesita.





A veces, aunque no seamos ciervos en un bosque, la rutina y el paso del tiempo nos persiguen como si lo fuéramos.
Hay momentos en los que la vida se siente como un depredador al acecho, siempre al pie del cañón, sin darnos tregua.

Parece que vivimos rodeados de cazadores todo el tiempo y más que nunca necesitamos un respiro, un lugar seguro donde calmar la sed y alejarnos, aunque sea un momento, de tanto peligro.

Tan solo necesitamos lugares de descanso, lugares de refugio.

Dios conoce  nuestra sed y nuestra necesidad y ha preparado un lugar especial de aguas quietas y abundantes para que podamos refrescarnos y saciarnos con tranquilidad.Un lugar separado donde solo Su Presencia nos puede refrescar y fortalecer.

 No en vano David el Salmista decía :
 "Como el ciervo anhela las corrientes de agua,
así suspira por ti, oh Dios, el alma mía” Salmo 42

Si aprendemos a encontrar el camino a diario para suplir esta vital necesidad que nos fortalece y nos sacia, sabremos cómo llegar siempre al lugar de nuestra provisión porque nuestro Padre Celestial nos guiará  por Su infinita Gracia.
Esa Gracia perfecta e insistente…  que está siempre a disposición para Sus hijos.
Ese lugar seguro adonde podemos acudir cuando nuestra fuerza se agota.
Esa Gracia que constantemente nos recuerda que a pesar de nuestras limitaciones y luchas jamás escasea, porque sobreabunda eternamente…
Gracia sobre gracia, gracia sobre gracia, gracia sobre gracia es su promesa para sus hijos sedientos y cansados.
¿Qué haríamos sin ella?
 Su Gracia que así como el agua misma nos hace absolutamente dependientes del gran amor del Padre Celestial y de Sus misericordias que son nuevas cada mañana.

Cuando necesitamos descanso y recuperar nuestras fuerzas para seguir adelante así como el ciervo, basta con que clame  nuestra alma para encontrar esas  aguas frescas, abundantes y servidas para nosotros sus hijos sedientos.
De nuestro interior corren ríos de agua viva cuando nos acercamos a la fuente correcta, a Jesucristo, fuente de vida y paz.

Buenas dádivas tiene Dios para sus hijos siempre.
 Aguas gratuitas.
 Gracia Divina  gratuita por la eternidad! Es solo cuestión de acercarse y probar.



"En verdad, Dios ha manifestado a toda la humanidad su gracia, la cual trae salvación y nos enseña a rechazar la impiedad y las pasiones mundanas. Así podremos vivir en este mundo con justicia, piedad y dominio propio, mientras aguardamos la bendita esperanza, es decir, la gloriosa venida de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo" .
Tito 2:11

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