Puliendo Zapatos. Por Paola Troz
En las noches le ayudo a Andrés mi hijo a alistar las cosas para la escuela. Intento no andar en carreras en las mañanas aunque por más que crea haber alistado todo, siempre se me olvida algo… En una de esas carreras hice el respectivo escaneo mental mientras mi hijo desayunaba y respiré tranquila creyendo tener todo bajo control, hasta que el niño se levantó de la mesa y le vi sus zapatos llenos de barro y polvo. Estaban tan sucios. Se me pararon todos los pelos!
Literalmente corrí como loquita a buscar un cepillo y un betún y los pulí lo más rápido que pude antes de que llegara la buseta a recogerlo.
En ese momento vino una imagen a mi mente de cuando era niña.
Mi papá puliendo sus zapatos del trabajo una noche antes con su “Ultra kit de limpieza de zapatos”. Alistaba sus zapatos y los pulía como en ritual la noche anterior.
Así que verle a mi hijo sus zapatos en esa condición para ir a la escuela, me despertó una extraña incomodidad porque de inmediato y casi desesperadamente reaccioné.
Ya luego en calma, pensaba en el estado de los zapatos y vino a la mente la palabrá fé.
¿ Estaría mi fé lista ,pulida, y bien presentada en caso de salir a darle la cara a la vida en una emergencia o situación de imprevisto, o estaría descuidada, llena de barro e impresentable , como los zapatos de mi hijo esa mañana? Que aunque eran nuevos parecían de hacía mil años…
Creo que la fé en la vida es una carta de presentación adonde quiera que vayamos y ella debe ir debidamente acompañada del respaldo de las obras y el accionar.
Fé y obras de la mano porque “La fé sin obras es muerta”. Santiago 2:26.
Yo puedo hablar de mi fé con confianza pero si mis actos no reflejan a Jesús en ningún lugar, todo es en vano. Se puede estar en una iglesia cualquiera que sea las 26 horas del día, pero si los actos no reflejan fuera de esa iglesia lo que se profesa con pasión ahí, todo es en vano.
O aún puede que nunca se vaya a ninguna iglesia del todo y ni siquiera se conozca el estado de la fé en el propio ser, ni su forma ni su color.
Puede que esos zapatos no solo estén llenos de polvo y barro sino que ni siquiera son de la talla correcta y lastiman los pies al caminar.
La fé de la misma forma que un par de zapatos, sean nuevos o no, cuando está bien pulida, ayuda a caminar con mayor comodidad pero sobre todo con más protección.
Permite que aún pasando por caminos desconocidos o sucios, llenos de barro, se pueda tener acceso directo al Pulidor por excelencia que es El Padre Celestial para salir relucientes y como nuevos.
Lo que somos y lo que creemos por antiguo o nuevo que sea, tiene dos opciones… o brilla o está lleno de polvo.
Creo que mi fé debe ser pulida cada nuevo día para salir y caminar por el mundo con la carta de presentación lista, y tratando de hacer lucir bien a mi Padre Celestial.
Muchas personas pueden no entenderlo y hasta pensarlo ridículo e innecesario pero cada día buscaré pulir con cautela mis zapatos con anticipación y precaución.
Ahora tengo en casa algo más que un “ Ultra kit de limpieza “ como el que aún tiene mi papá terrenal, para enseñarle a mi hijo, a lustrar y pulir más que sus zapatos… su fé.
Hoy Mi Padre Celestial me refuerza para poder accionar con amor en sus obras : Hoy me enseña a lustrar y pulir mis zapatos cada día con anticipación y paciencia, y lucir lo mejor que pueda adonde quiera que vaya o donde quiera que esté.
Una Fé renovada cada día es mi meta, y que a pesar de las debilidades ,los errores y de los caminos de polvo que se deban recorrer, esa fé depende de las misericordias de Dios porque esas misericordias, son nuevas cada día .
Esa sin duda es la mejor carta de presentación al mundo!
Literalmente corrí como loquita a buscar un cepillo y un betún y los pulí lo más rápido que pude antes de que llegara la buseta a recogerlo.
En ese momento vino una imagen a mi mente de cuando era niña.
Mi papá puliendo sus zapatos del trabajo una noche antes con su “Ultra kit de limpieza de zapatos”. Alistaba sus zapatos y los pulía como en ritual la noche anterior.
Así que verle a mi hijo sus zapatos en esa condición para ir a la escuela, me despertó una extraña incomodidad porque de inmediato y casi desesperadamente reaccioné.
Ya luego en calma, pensaba en el estado de los zapatos y vino a la mente la palabrá fé.
¿ Estaría mi fé lista ,pulida, y bien presentada en caso de salir a darle la cara a la vida en una emergencia o situación de imprevisto, o estaría descuidada, llena de barro e impresentable , como los zapatos de mi hijo esa mañana? Que aunque eran nuevos parecían de hacía mil años…
Creo que la fé en la vida es una carta de presentación adonde quiera que vayamos y ella debe ir debidamente acompañada del respaldo de las obras y el accionar.
Fé y obras de la mano porque “La fé sin obras es muerta”. Santiago 2:26.
Yo puedo hablar de mi fé con confianza pero si mis actos no reflejan a Jesús en ningún lugar, todo es en vano. Se puede estar en una iglesia cualquiera que sea las 26 horas del día, pero si los actos no reflejan fuera de esa iglesia lo que se profesa con pasión ahí, todo es en vano.
O aún puede que nunca se vaya a ninguna iglesia del todo y ni siquiera se conozca el estado de la fé en el propio ser, ni su forma ni su color.
Puede que esos zapatos no solo estén llenos de polvo y barro sino que ni siquiera son de la talla correcta y lastiman los pies al caminar.
La fé de la misma forma que un par de zapatos, sean nuevos o no, cuando está bien pulida, ayuda a caminar con mayor comodidad pero sobre todo con más protección.
Permite que aún pasando por caminos desconocidos o sucios, llenos de barro, se pueda tener acceso directo al Pulidor por excelencia que es El Padre Celestial para salir relucientes y como nuevos.
Lo que somos y lo que creemos por antiguo o nuevo que sea, tiene dos opciones… o brilla o está lleno de polvo.
Creo que mi fé debe ser pulida cada nuevo día para salir y caminar por el mundo con la carta de presentación lista, y tratando de hacer lucir bien a mi Padre Celestial.
Muchas personas pueden no entenderlo y hasta pensarlo ridículo e innecesario pero cada día buscaré pulir con cautela mis zapatos con anticipación y precaución.
Ahora tengo en casa algo más que un “ Ultra kit de limpieza “ como el que aún tiene mi papá terrenal, para enseñarle a mi hijo, a lustrar y pulir más que sus zapatos… su fé.
Hoy Mi Padre Celestial me refuerza para poder accionar con amor en sus obras : Hoy me enseña a lustrar y pulir mis zapatos cada día con anticipación y paciencia, y lucir lo mejor que pueda adonde quiera que vaya o donde quiera que esté.
Una Fé renovada cada día es mi meta, y que a pesar de las debilidades ,los errores y de los caminos de polvo que se deban recorrer, esa fé depende de las misericordias de Dios porque esas misericordias, son nuevas cada día .
Esa sin duda es la mejor carta de presentación al mundo!
Comentarios
Publicar un comentario