Alas Rojas. Por Paola Troz

Por lo general suelo correr en campos abiertos donde hay muchos tipos de árboles. Hace muchos años en una hectárea en particular y que solía ser un lugar muy especial para mi. Ahora corro en el parque de una Universidad y también se ha convertido en un lugar importante. La verdad es que siempre he observado con mucho cuidado los detalles del lugar donde entreno, es como si conociera a cada uno de los árboles que me encuentro en la ruta que trazo. Por esta razón cuando hay cambios, ya sea que cortan alguno de ellos o siembran nuevos o arbustos o flores nuevas, me percato al instante.

En ocasiones muy especiales mientras corría en la hectárea notaba en la copa de alguno de los altos árboles la presencia de un pájaro pequeño rojo buscando alimento. Era imposible no notarlo por su color pero extraña vez lograba escucharlo cantar.
Se les conoce como cardenales rojos. Recuerdo que me detenía de inmediato al verlo por lo mucho que me costaba encontrarlo.

Era  imposible no verlo por la intensidad de su color y por cómo  resaltaba entre las hojas. Brincaba entre las ramas de los árboles y sus bellas alas rojas me parecían fascinantes.
Para verlo y disfrutarlo sabía que debía mirar hacia el cielo, hacia las copas más altas de los árboles cada vez que corría en la hectárea.


Observando a lo alto, lo encotraba.
 
En una ocasión recuerdo que cortaron varios de los árboles en la hectárea y por un tiempo traté de no ir porque por los cambios que estaban haciendo no me sentía para nada motivada de ir a correr ahí. Simplemente no volví. Confieso que mi esperanza de ver de nuevo esas alitas rojas se dió algo por vencida.
Días después estaba en mi casa sola una mañana. El cuarto de mi hijo en ese entonces, estaba en un segundo piso y la vista daba a un terreno amplio, donde sobresalía un lindo y alto árbol de aguacate. 
Al abrir las ventanas del cuarto de mi hijo ese día,  escuché un canto particular que de inmediato llamó mi atención.

Su color rojo vibrante resalto al instante entre las ramas del árbol de aguacate...




¡Era un Cardenal!y hasta ese momento apareció de nuevo, cual recordatorio de que Dios quiere bendecirme cuando menos lo espero, cuando se agotan en la carrera mis esperanzas.

No solo apareció, sino que cantó.
Logré escuchar su canción, esa que nunca había oído.

 ¡Lo disfruté tanto!
Al verlo el cielo le recordó directamente a mi corazón una  palabra…

 Esperanza.

Mi Padre Celestial lo llevó hasta la ventana de mi vida para hacerme saber que él conoce lo que mi corazón ahnela y probablemente dejó de buscar.
 Las bendiciones de Dios en nuestra vida las podemos encontrar cuando no perdemos la esperanza, mirando hacia arriba y buscando Su Presencia.

Creo que a Dios le fascina sorprendernos cuando menos lo estamos esperando.

Las promesas de restauración de Dios se cumplen en nuestras vidas cuando aguardamos con paciencia lo que aun no alcanzamos ver.


 Paciencia, un requisito para desarrollar Fé.
 La fé, necesaria para creer aun cuando no podemos ver.


 En Romanos 4:18, la Biblia nos da un hermoso ejemplo de esto. 
La esperanza jamás podrá faltar porque es esencial y por siempre y para siempre VITAL...
 

Vital en nuestro caminar.
En medio de árboles frondosos o sin ellos.

"Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve ya no es esperanza. ¿Quien espera lo que ya tiene? pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la esperanza mostramos nuestra constancia".
Romanos 8:24 

Es importante no perder esa esperanza porque tarde o temprano vendrá  acompañada de la bendición de Dios, y vendrá con su color rojo espléndido para lucir toda su belleza y dejarnos saber indudablemente que llegó.
Cuando la bendición del Padre Celestial viene a mi vida la reconozco de inmediato más que por la intensidad de su color, por la alegría que trae consigo y porque hace que mis instintos espirituales  se despierten y aviven al momento.

 Lo importante es no darse por vencido, no afanarse y por sobre todo no extraviar esa esperanza en ningún rincón de nuestra alma.
Creo que a Dios le fascina sorprender a sus amados hijos y sus bendiciones se hacen tan reales como la presencia del Cardenal rojo frente a la ventana de nuestras vidas sin importar donde nos encontremos.

Sus bendiciones vendrán a tu vida con imponente color y una nueva esperanza nacerá dentro de ti  con ellas…
 El Padre Celestial  atraerá tu corazón hasta el lugar donde podrás encontrarte con Su bendición y será tan tangible y real que parecerá un sueño… pero un sueño que se hace realidad y que trae consigo bellísimas alas rojas.

Desde ese entonces decidí no bajar la guardia y para mi sorpresa a lo largo de los años, hemos  continuado teniendo encuentros maravillosos durante mis entrenamientos e incluso cuando abro alguna ventana de mi hogar al día de hoy. Siempre mantengo la expectativa al ver hacia lo alto donde sea que me encuentre esperando pacientemente que aparezca con su belleza única y la alegría que le produce a mi corazón. Es como si cada vez que lo encuentro me anuncia que se acerca una nueva bendición. 
Al fin y al cabo eso es la esperanza para los que creemos en Dios cuando se asoma a nuestras vidas con sus hermosas alas rojas.





..." tengamos un estímulo poderoso los que, buscando refugio  nos aferramos a la
esperanza que está delante de nosotros. Tenemos como firme y segura ancla del alma una esperanza que penetra..." Hebreos 6: 13-20

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